La normalidad del
pelícano
El pelícano, original de August Strinberg, se presenta en el Celarg
como parte del Proyecto Strindberg organizado por Hebu Teatro
Por
Patrizia Aymerich
@Patifini
Imágenes cortesía Hebu Teatro
La
oscura historia de El Pelícano,
original de August Strindberg, dramaturgo sueco, se desarrolla en un lugar
frío, a principios del siglo XX. El horror de la trágica muerte del padre, parece
estarle cobrando la existencia a los protagonistas y ha hecho despertar el
dolor en el que se han mantenido sumergidos durante tanto tiempo.
Federico
y Gerda, los hijos, han recibido el hedor de las acciones de una madre
desnaturalizada. Han vivido en el abandono y la negligencia de la mujer que los
crió, siendo presas de las sobras de su avaricia, de los restos de comida seca,
del vacío glacial en la casa y del arrebato del amor, incluido el esposo de
Gerda quien es sujeto de lujuria por su propia madre.
De
allí que cada uno haya adquirido una forma peculiar de ser. Federico refleja el
dolor en su forma desgarbada y en la máscara siniestra que adormece en su
rostro. Gerda se esconde, tiene por capa los pensamientos paralizados y la
ingenuidad que le cuelgan del cabello negro.
Ninguno
de los dos ha dejado de ser un niño y ese es el punto vital de la historia de
Strindberg. La violencia, el descuido y el maltrato doméstico en la infancia
que revelan al núcleo de la sociedad como la causa de los descontroles
psicológicos y pasionales.
Lo impactante de la historia resulta precisamente la fina línea
entre lo imaginario y lo real, que se han trazado Federico y Gerda para separar
todo lo malo que han vivido de la inocencia infantil que nunca pudo ser para
ellos. En el momento en el que despiertan de su ensimismamiento, aprenden a
jugar y vuelven a ser niños. Pero, quizás ya es demasiado tarde.
Los
elementos escenográficos parten de la contra imagen
de una casa de madera que no vale nada, dentro de una historia enmarcada por el
juego del dinero y la avaricia por la herencia que ha dejado el difunto. Todas
las habitaciones están inmersas dentro del apartamento dividido en tres áreas
sobre el escenario, donde destacan pocos elementos. Si bien es una idea
original, de alguna manera deja corto al espectador que no termina de creer
acciones sencillas, como por ejemplo la búsqueda del testamento, que se basa en
el rodeo interminable de una pequeña mesa que supuestamente tenía puerta
secreta.
Podría decirse que a este pelícano le cuesta volar, y es que hay
un peso dentro de la escena que no termina de encajar en la limpia disposición
que el director Orlando Arocha ha imprimido en la escena. En algunas ocasiones
la actuación no logra su cometido, cuando se vuelven efímeros los quiebres de
los personajes, lo que hace difícil la comprensión de un texto tan denso como
este, que trata temas como el maltrato infantil y la significación de la muerte
en la familia.
La leyenda del pelícano
Entrevista a Jesus Nunes
En el drama de Strindberg, el pelícano es un animal que ama
tanto a sus hijos que los alimenta con su propia sangre y resulta irónico encontrar
lo contrario en la madre, personaje interpretado por Diana Volpe. “Ella dice
ser la madre ideal, pero en realidad no da nada por sus hijos, ni sangre, ni
minutos, ni nada. Más bien los tiene en el abandono y el tiempo es quien le
pasa factura por ese maltrato”, comenta Jesus Nunes, quien hace de Federico en
el montaje.
“De pequeños Federico y Gerda veían a la mamá de una forma
correcta, por decirlo de alguna forma, y cuando van creciendo se dan cuenta que
el trato que les da no es el que debería. Van tomando conciencia y crecen con
un resentimiento hacia la madre”, explica Nunes.
Con respecto a la óptica de la pieza, Nunes define su núcleo en
el maltrato infantil: “es, de alguna forma, tratar de gritar aquí por todos los
niños que son maltratados y que no pueden gritar”, asegura, refiriéndose a un
problema que existe escondido en la sociedad. “A veces ellos mismos no saben
que están siendo maltratados porque tienen 4, 5 o 6 años y no tienen
conciencia, es lo que han vivido toda su vida”, dice.
Nunes asegura que el
fallecimiento del padre representa el giro dentro de la historia, por ser la
muerte elemento de transformación en las personas que se quedan. Esto, representa
el quiebre de cada personaje, que conlleva a la toma de decisiones y al cambio
radical de las intenciones en la historia.
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