Caracas Dos Máscaras: Solo sé de mi

19 mar 2012

Solo sé de mi


Los amores de Hannah
 
“Nunca le regalaba la gota más amarga de la copa hasta el final.”
Mary McCarthy 

Por Daniela Mejía
@DaniMejiaB
Imágenes cortesía AGO Teatro
 
La política fue su pasión, pero esta historia se trata de amor. Pasión, la que sintió Arendt por Martin Heidegger, compasión, admiración y ternura también. Amor por Heinrich Blücher, quien fue su esposo y compañero. Sin embargo, ante todo, es la amistad el móvil de esta historia.

Mary McCarthy, periodista estadounidense al enterarse de la muerte de su querida amiga, Hannah Arendt decide emprender un viaje por sus memorias y evocarlo para el público en un poema.

Vaya poema. Hablar de Arendt es antónimo de lo prosaico por su altivez, tanto que hasta difícil es arrancarlo de las bocas de los actores para quedárselo y apropiárselo. Pero lo importante en esta pieza es ver, detrás de los hablares elevados, la simple conjugación de pasiones y amor que rodearon la vida de esta pensadora política, quien nunca creyó sentir mayor pasión que la del estudio político hasta su encuentro con Martin en 1950.


Amor antipolítico

Es este un guión en el que cuatro personajes conducen, a través de los contratiempos de la Guerra, una historia de amor expresado en sus más mínimos componentes.

Tú más que yo y yo más que tú”, expresa Heinrick Blücher

El matrimonio de Blücher y Hannah marcha excelente, ambos concuerdan en que la política queda fuera de los sentimientos mutuos. En un primer lugar son compañeros, conversan, se quieren, intercambian ideas. Hannah sufre de sólo pensar que el encuentro con Martin Heidegger, después de tantos años, pueda haber ido más allá.

Su pensamiento la traiciona, entiende que la pasión y el amor que le profesó algún día a su profesor universitario sobrevivieron después de tantos años de ostracismo. Siendo Hannah Judía, tuvo que partir de Alemania en 1933 y Heidegger, a pesar de las controversias que oscurecen su caso, se vio envuelto en una estrecha relación con el nuevo régimen alemán.

El drama que caracteriza esta separación atrapa en un sentido de teatralidad a la reconciliación de Hannah con sus sentimientos de amor por Heidegger. A pesar de ser ella la defensora de la libertad y la igualdad y la aguda crítica ante los totalitarismo, perdona a Heidegger, parte de la materia gris del nazismo, quien acude a su antigua alumna y amante después de terminada la guerra.


La Teatralidad de Hannah

La teatralidad viene a colación por la propia McCarthy, quien la refiere en la manera de obrar de Hannah. Sin querer remite a lo tragicómico de esta historia, otra cara de la vida de Arendt, sin querer remite al arte en que se manifiesta.

McCarthy es quien nos pauta el conocimiento por estas intimidades, durante la pieza también nos lleva a las memorias en las que ambas compartían juntas. Recuerda con alegría y admiración a su gran amiga y en escena con actitud de reproche le habla a la máquina de escribir al referirse a ella y a su muerte, que en escenas anteriores, la misma Hannah confiesa temer.

”Todos estos años tuve miedo de que esta muerte ocurriría, ¡Pánico! No creo poder caminar sin este peso en mi interior... Me siento flotar”, pronuncia Hannah al perder a su esposo. Lo que marca el salto a la escena en que Mary extraña entre líneas a su amiga.

En las luces está la clave

La escenografía marca 5 espacios: el escritorio de Hannah, el espacio vacío en el que Heidegger reiterada veces aparece, el sillón, una silla, y el espacio donde Sofía Barreto acompaña toda la historia con su viola da gamba.

Estos espacios, se abren, se cierran y hasta se fusionan, a través del diseño de iluminación planteado para esta pieza.

Solo sé de mí de AGO Teatro se presenta los miércoles y jueves a las 8:00pm, en el Teatro Escena 8.



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