La lluvia disipará el humo
Las expresiones e impresiones que emulan los personajes
al encender los cigarrillos nos hacen pensar en que viven una suerte de
orgasmo, de éxtasis o de saciedad
Por Daniela Mejía
Imagen archivo
Ocho exquisitos personajes, con sus
características, inmoralidades, desenfrenos, aptitudes e historias suben a una
fría azotea para complacer el vicio, necesidad, gusto o imperfección -usted
llámelo como quiera- de fumarse un cigarro.
Llenarán tan vago espacio de infinita
humanidad, de obsesiones personales, chismes e intimidades, desplegando todo un
abanico de situaciones que harán al público saborear todo un espectro de
realidades humanas, psicológicas, sociales, y disculpen la redundancia HUMANAS.
Los
cuerpos en caída libre que “explotan por dentro”
Las expresiones e impresiones que emulan los
personajes al encender los cigarrillos nos hacen pensar en que viven una suerte
de orgasmo, de éxtasis o de saciedad, que los convierte cada vez más en hombres
y mujeres. Este sencillo motivo, más los deseos, que en algunos casos se
convierten en agendas, los llevan a enlazarse unos con otros hasta encontrarse.
Después de tanto invocarse justo después
de la lluvia.
El “Monstruo impersonal y devorador” al ser
encendido provoca una reacción en la sencilla iluminación que acompaña y marca
los hitos de la pieza con la simple variación de su intensidad.
Igual de llano -sin ánimos de criticar el
arte del montaje sino todo lo contrario- se muestra el contraste entre la
azotea de tejas grises con el magenta de los uniformes de oficina. Por
supuesto, cada actor muestra accesorios relacionados a su status y cargo dentro
de la opresiva empresa.
Sin embargo, la empresa, por más asfixiante
que resulte a sus trabajadores fumadores y por más escalado que resulte su
organigrama, deja salir por el mismo ducto de aire a las personas que
independientemente de su status se entregan al placer tan ansiado de una o
varias bocanadas de nicotina.
Beatriz
Valdés, Eulalia Siso, Haydée Faverola, Malena González, Rossana Hernández,
Ricardo Nortier, Agustín Segnini y Jesús Cova deleitan a los espectadores,
quienes entre tan variado coctel de situaciones y personalidades, y entre
tantas entradas y salidas de personajes no tienen la oportunidad de llevar la
mirada fuera del escenario. Pues la única posibilidad de distracción puede ser
la ansiedad que responda a una gran mentira: ¡Esta no es, ni remotamente, una
obra libre de humo!
La
obra se presenta en el Teatro Trasnocho. Las funciones son los viernes y sábados a las 10:00 pm, y los
domingos a las 8:00 pm. Las entradas tienen un costo de 140 Bs.
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