Caracas Dos Máscaras: "No es verdad que el teatro sea para toda la sociedad"

27 ene 2014

"No es verdad que el teatro sea para toda la sociedad"

Para Alonso de Santos, las artes escénicas hoy no pueden moverse en mayorías y deben "saber dar algo más" que entretenimiento


Por Henar Díaz
Tomado de ABC
Imagen Archivo

Tras cincuenta años de relación profesional con las artes escénicas , José Luis Alonso de Santos sigue viviendo el teatro con la misma pasión del primer día. Con el estreno pendiente de Los jamones de Stalin y enfrascado en su siguiente trabajo, El perro de Paulov, dice que su tesón simplemente es fruto de un trabajo que le "divierte, disfruta y estimula" y le hace conectar con el prójimo.


-Guionista, gestor, director, profesor, actor, autor… ¿Qué faceta le ha dado más satisfacciones?

-De todas las cosas que he hecho, lo que más satisfacciones me ha dado ha sido el trabajo de escritor. Esa sensación de que tus libros sirven a diferentes generaciones por todo el mundo es muy agradable. También, porque lo que más me gusta es trabajar con las palabras, golpearlas, manejarlas. Soy un artesano de las palabras, igual que un pintor lo es de los pinceles y los colores. ¿Lo que menos?, La gestión, los despachos. Es una tarea durísima y ahora, cuando miro hacia atrás, pienso que no me ha dejado poso.

-Dio el salto a la escritura con ¡Viva el Duque, nuestro dueño! porque no encontraba un texto para Teatro Libre. ¿Echa de menos autores teatrales con un discurso propio?

-Todo el mundo intenta tener un discurso propio, lo que sucede es que, a veces, éste viene bien en un momento determinado. Mis obras surgen en la transición a la democracia. En aquella época, lo que hice yo no era tanto tener un discurso propio, sino aportar uno que hacía falta. Ahora los jóvenes tienen que encontrar su momento y no dejarse llevar por lo que dicen los medios, porque no siempre es lo que está pasando en la sociedad. Es lo que parece que está pasando. Un escritor tiene que ser un espía que descubra qué hay debajo de lo que parece. Tiene que investigar cuáles son los elementos importantes de cada momento para luego contarlo artísticamente, pero ese interés artístico es difícil de conseguir.

- ¿En qué ha cambiado el mundo teatral desde sus comienzos?

-El teatro cambia porque lo hace el mundo. Cuando no había cine, el teatro era el lugar donde se reunía la gente para entretenerse. Hoy el elemento clave del entretenimiento es la televisión. Entonces, el teatro tiene que saber dar algo más para quien lo quiera. No puede moverse en mayorías. La gente que va al teatro es porque tiene una afición y para ello, hay que tener un nivel cultural. Eso de que el teatro es para toda la sociedad no es verdad.

-Entonces… ¿Cómo va entre los que les gusta el teatro?

-Creo que el objetivo es que ese grupo de aficionados no merme, sino que se amplíe. Y para ello, el teatro no tiene que ser muy caro, debe tener buenas condiciones y estar apoyado. ¡Otra cosa es que lo tenga que pagar todo la administración!

-Sigue viviendo el teatro con la misma pasión de siempre. ¿Cuál es el secreto?

-Me divierte, me disfruta y me estimula y me hace conectar con el prójimo, palabra clave para mí. Si a pesar de mi afición, mis obras no hubieran tenido éxito, lo hubiera dejado, porque una afición contra el mundo no tiene mucho sentido. Siempre ha habido un porcentaje de gente receptiva a lo que yo hacía. Adoro a todo el que viene a ver una obra mía, incluso si viene a echar una cabezada. Lo veo como un acto de cariño. He tratado de que mis obras tuvieran muchas dimensiones, muchos lenguajes. Siempre he dicho que no iba a escribir para que me vitoreasen cuatro cultos y cinco artistas. Mi vocación ha sido escribir para todo el mundo.

-¿Es, por ello, que el humor esté tan presente en gran parte de sus obras?

-El ser humano necesita armas para enfrentarse a la vida y el humor es un arma más. ¡Ay de aquél que vaya sin un mínimo de cultura, experiencia, suerte y humor, porque la batalla de la vida es muy dura! El humor es una medicina y yo lo uso en mis obras como un elemento de compasión hacia el ser humano.

-Ha dicho que el teatro, como cualquier manifestación artística, no puede cambiar el mundo, pero puede conseguir que el mundo no te cambie a ti.

-El arte siempre es una ayuda para salir de la pequeña islita en la que la vida te mete, donde das vueltas y más vueltas. Yo nunca he usado el teatro como propaganda de ideas, sino para depurarme contra ellas. El teatro te da muchas visiones del mundo, te enseña a comprender las razones de la otra parte.

-¿Siente todavía la necesidad de involucrarse en las obras que escribe?

-Cuando era joven lo hacía todo, pero vas descubriendo que no tienes energía para todo. Cuando eres autor, director... es abrumador. También es un problema de distancia. Si lo haces todo, te vuelves ciego.

-¿En qué proyectos trabaja actualmente?

-Estoy escribiendo una obra que se llama El perro de Paulov. Me interesa mucho saber hasta qué punto la gente hace cosas condicionadas. Una de las grandes tareas de los seres humanos es aprender a distinguir entre lo que es de verdad y lo que es condicionamiento para no mezclar la ideología con la realidad. Eso lo ves mucho cuando eres mayor. Ha habido muchas ideas por las que he luchado y he estado dispuesto a dar mi vida -estuvo en la cárcel- por las que ahora no movería un dedo.

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